Pensamiento casual

23 septiembre 2009

Abro los ojos.

Miro la hora en el reloj digital que hay sobre la mesita de noche.

A duras penas logro levantarme de la cama.

Tomo mis medicinas con el estómago vacío,

Luego bebo un poco de agua.

Me desvisto.

Entro en la ducha

Y, mientras me enjabono, pienso

Que un sueño que se olvida nada más despertar

Es como un poema roto en manos de un depravado vagabundo desdentado.

La pesada carga de Atlas

12 septiembre 2009

Nací en silencio.

Callado, mudo, muerto.

Mas una vez hablé para quejarme de dolor,

Y la mala fortuna quiso que hubiera cerca alguien que me escuchara.

Pero no supieron interpretar el llanto que lloré con palabras alegres,

Y lo trocaron por dulce gracia infantil.

Desde entonces, constantemente me piden que hable y hable y hable…

Para que todos gocen con mis elegantes ocurrencias.

Nací sordo también.

Nací sordo para la inocencia y para el arrebol de las amapolas en verano.

Pero en una ocasión no pude resistir la curiosidad, y escuché con atención.

Mas ¡ay!, allí cerca hubo quien se percatara de mi interés por la vida,

Y desde entonces no hago más que oír

Las horribles sinfonías que ellos quieren tocar para mí,

Con el fin de que yo las juzgue buenas y les dé mi bendición.

Nací, y nada más nacer decidí no caminar,

Pues no encontré el mundo tan sucio

Como para que el pájaro de hinchado ego que habita en mi alma

Pudiera posar sus nauseabundos pies.

Sin embargo, la desdicha me hizo que deseara,

Un día como otro cualquiera,

Experimentar qué se siente al pisar el suelo cenagoso.

Pero cerca estaba, una vez más, quien presenció la escena y,

Con presteza y soltura de diablo,

Inventó una alfombra roja sobre la que yo debía caminar

Para llegar hasta su aflicción anhelante de unos pasos tranquilizadores.

El día de mi venida al mundo hubo oscuridad,

Pero la estupidez de los espantajos vacíos

Que querían acunarme entre sus brazos de escarcha

Hizo arder en mis ojos una inexistente luz

Cálida, pálida.

En el brillo de esa lumbre quisieron,

Todos esos idiotas,

Entrever la consumación de la profecía del Superhombre.

¡Y me adoraron! ¡Y hubo ídolos de neón que asemejaban mis facciones!

¡Y se erigieron ciudades en mi honor,

Y los hombres de ciencia me auguraron el más deslumbrante futuro!

Pero he aquí que yo sólo quería seguir siendo ciego,

Sordo, mudo, inválido.

Muerto.

Yo sólo anhelaba pudrirme lenta, suavemente,

En el camal destinado al sueño eterno de los simples seres humanos.

Pero tanto me ensalzaron,

Tanto elevaron mi efigie a las alturas,

Sobre la cúspide de aquella segunda Torre de Babel,

Que mi impotencia y mi rabia fueron ya insoportables,

Y en el apogeo de los fastos en mi honor

Cometí el error de arrancarme sollozando

La máscara que entre todos me habían tallado a fuego sobre mi verdadero rostro.

Y entonces, como si de repente despertaran a la realidad,

Todos esos cretinos me dieron la espalda

Al comprobar que yo no era más que uno de ellos.

As time goes by

5 septiembre 2009

En el mundo hay muchos poemas.
Hay poemas grandes y pequeños,
Gordos y flacos,
Listos y torpes.
Los hay por todas partes,
Poemas que nacen y ríen en todas direcciones
Y hasta cabeza abajo.
En el mundo hay poemas a cada rato.
Poemas solitarios
Y poemas que viven dentro de otros poemas.
Poemas abnegados y poemas nacionalistas,
Y de amor y de odio
Y amalgamados y patas arriba.
¡Mira, papá, dos poemas volando en el cielo! ¡Van cogidos de la mano!
Abuelo, escuche con atención y oirá el dulce zumbido de los poemas del parque.
El mundo es un verso infinito
Hecho de poemas concatenados
Que Dios dibujó para disculparse
Por esta vida incoherente
Que nos arrojó como regalo envenenado.
Todo está impregnado de palabras dulces,
Todo es un vergel inaudito de colores, olores, dolores y amores
Deseosos de imbuirse en las almas.
Es una fiesta todo esto que nos rodea.
Una lucha cálida y sensual entre la vida y la muerte.
Y, por si la realidad preciosa no fuera suficiente,
Existe siempre la posibilidad de soñar.
Entonces, es ya el momento de formular mi pregunta:
¿por qué permanezco aquí sentado
Esperando el poema que nunca llega?

Kyrie eleison

1 septiembre 2009

¿Qué tiempo hace en Reikiavik?
¿Qué tiempo hace en Suleimaniya?
¿Y en Madagascar? ¿Seguirá luciendo el sol hoy en Madagascar?
La televisión me lo cuenta todo.
Me habla del mundo y de sus estados meteorológicos.
Es una hija de puta esta televisión,
Por ponerme frente a los labios
La miel de las nubes no vistas,
De los aguaceros y huracanes no sufridos
Y de los calores jamás soportados.
Soy una especie de paradigma del masoquismo,
Tirado en mi sofá y contemplando con lágrimas llenas de ojos
El planeta que no conozco.
Me alimento de un sucedáneo,
He comprado un espejo burdo que habla en inglés
Para ver el mundo desde aquí,
Desde mi no-mundo en mi no-alegría.
Decía el anuncio:
“¡Llene su vacío con retazos de nuestra feria global sólo para insatisfechos!”
Y entonces caí en la trampa,
Me arrodillé hipnotizado ante el inhibidor de la recaptación de la serotonina
Que era, para mí, el planeta siempre despierto en esa pantalla infame.
Si aquel que murió en Venecia
Hubiera nacido sólo cincuenta años después,
Seguramente habría comprado una televisión.
Pero, ¡ah, espejismo-placebo!,
Ver el “World Weather” es algo así como sentirse frustrado
Porque el poema escrito no se parece en nada a la idea inicial que uno tenía.
Bah, esto no lo comprenderá nadie.
Nadie, porque la gente va por ahí creyendo ser feliz
O fingiendo que es feliz
O a lo mejor siendo en verdad feliz.
Ellos, los que viven fuera de mi celda aburguesada de cuerpo, palabra, obra y omisión (aunque no de pensamiento),
Ellos, decía, esos que creen o dicen ser felices o son felices,
Se revuelcan gozosos en su mar de imágenes y sonidos.
No conocen a Guy Montag,
Y renegarían de él si supieran de su existencia.
Sólo yo, sólo yo en este cementerio tórrido de almas podridas,
Leí esa y otras mil novelas.

Mi tiempo en venta

23 agosto 2009

Vendo historias de un tiempo sin estampidas.
Las vendo porque ya no me sirven,
Porque marcan mi tempo sin compasión.
Vendo agujas de reloj punzantes.
Vendo un ritmo demasiado atemperado,
Muerto, yerto, tuerto.
Vendo puntas de lanza
Y tempestades patéticamente apaciguadas.
En venta están mis tambores que no suenan,
Las batallas de las que huí
Y los témpanos tempranos
Que me nacieron al despuntar mi crepúsculo.
¡Acérquense y compren!
¡Compren empalizadas desmembradas!
¡Compren tumbas despampanantes
Y una panoplia de aguijones!
Cómprenlo todo y déjenme respirar…

El cristal

11 agosto 2009

En un bolsillo del corazón
Guardo un pequeño cristal.
Es informe pero no deforme,
Puesto que se muestra como un fragmento
Bien recortado, perfilado
A la medida de su brevedad y de la mía.
Aunque tiene aristas, no hiere,
Y huele como a amor.
Lo recogí en el aire una tarde de verano.
Entró por mi oído, si bien antes
Me besó un momento en mis ganas de llorar de alegría.
Desde el tímpano emprendió
Ascenso libre y vertiginoso
Hacia las pocas pero bien iluminadas
Estancias azules de mi alma.
Allí se quedó y allí está,
Y de allí lo extraigo cada vez que me vuelvo un niño
O un enamorado o un valiente
O un incauto o un fanático de la alegría de vivir.
Ya dije antes que es éste un cristal algo fugaz,
Efímero como sólo lo son
Las horas interminablemente cortas
Que se emplean para recibir caricias deseadas.
Y ahora declaro que este vidrio delicioso
Tiene la azorante virtud
De derramar en la palma de mi mano
El sabor ignoto de unos labios absueltos de toda culpa
Y el tacto de unas vértebras y un espacio de piel sobre las vértebras
Y un calor que ya no se sabe
Si emana de esa dualidad turbadora
O de los dedos (mis dedos) cuyas yemas
Un día ardieron de entusiasmo desesperantemente infantil
Sobre la espalda flexible.
Ese cristal -claro está que lo has adivinado-
Es tu risa.

Nota sobre este poema: los versos que escribo más abajo no son del todo inéditos. En cierto modo son nuevos, pero en cierto modo no. Y es que, por una parte, anda circulando una versión menos cruel en un blog que en su día creé y que ahora tengo ya olvidado y denostado interiormente. Por otra, regalé una copia en papel de estos versos, pero antes me cuidé mucho de eliminar las referencias literarias y de suavizar -dentro de lo posible- su contenido, con el doble fin de explicar a la destinataria del regalo mi manera de sentirme triste y de expresar dicho estado, así como de no molestar –en la medida de lo posible- su almidonada visión del mundo.

Hoy las alas no me sirven.
Están oxidadas.
Esta mañana, al despertar,
Me las arranqué con desdén
Al verlas cubiertas
Con una capa de moho
Que anticipaba
Este día cargado de nostalgias.
Hoy no deseo escribir,
Ni soñar ni tejer cuentos de hadas.
Hoy sólo pretendo dejarme mecer
En la hamaca deshilachada
Del tiempo inerte que impregna
Los días cargados de indiferencia.
Hoy, por no tener,
Ni siquiera tengo miedo.
Este día es una ola que,
Persistente, tenaz, incansable,
Acude cíclicamente a mi orilla
Para depositar en la arena
Unos ojos que ya no me miran,
Una autoestima que siente frío
En todas las partes de su cuerpo,
Páginas en blanco manchadas de hastío,
Un teléfono que arde,
Luces de neón que señalan el camino
Más corto hacia miradas frías
Como transeúntes urbanos,
Un ángel sin rostro,
Olores agrios,
Noches de infancia,
Cuerpos paralizados por el sueño
Al romper el alba,
Caravanas de turistas cansados,
El calor de una tarde de tristeza,
Moscas, grillos, mariposas negras,
Voces agudas de viejas gordas y chismosas,
A Charles Bukowski abstemio,
A Joyce inocente, a un Sísifo que logra
Descansar de su asfixiante condena,
Un autobús nocturno
Que recorre la ciudad bajo la lluvia
Preñado de despojos humanos
Saturados de alcohol e indolencia,
A una pareja que hace el amor
Sin conocerse,
El placer por el placer,
El vacío de la insatisfacción,
Una sílfide de corazón congelado
En un cuerpo pequeño y caliente,
El retrato a contraluz,
Agazapado en el resplandor anaranjado
De una farola en la noche,
De una Lolita tardía, rebelde e hipócrita
De curvas desangeladas y fuertes caderas.
Hoy recojo todo esto y lo extiendo
Delante de mis pies.
Contemplo esa masa informe
De deshechos, y todo huele
A la carroña de Baudelaire.
Mañana, tal vez,
O tal vez dentro de mil años,
Quién sabe,
Volverán las correspondencias.

Cautela

29 julio 2009

Quizás.
Puede ser.
Cabe la posibilidad.
A lo mejor.
Existe una mínima probabilidad.
Tenemos esperanzas de que…
Hay indicios suficientes para afirmar que…
Maybe…
Pudiera/podría ser.
A veces aparecen agujas en los pajares.
Somos optimistas considerando…
Perhaps…
Cabe la esperanza.
Seamos prudentes pero, aun así, estamos en condiciones de afirmar que…
Hay ocasiones en que nacen gorilas blancos y centauros compasivos.
Merece la pena esperar.
Fomentemos el optimismo.
Aún queda una llamita…
Cojámonos de las manos.
Recemos.
Cerremos los ojos y la razón.
Roguemos a Dios-vacío-indiferencia-autismo.
Todo llega.
Todo.
Todo llega y todo pasa y todo fluye.
Todo llega.


Vosotros pensad lo que queráis,
Yo en cambio prefiero
Ser escéptico y vivir en la analgesia.
Sé que aún falta mucho
Para que el mundo regurgite
Los fragmentos azules que se tragó,
Y que eran míos hasta que me los robó
Una tarde-noche en un hospital de Madrid.

Haiku (nº 5)

26 julio 2009

Destierro estéril.

Este río del tiempo

Discurre tenaz.

Cuando no estás,
Es como si la luz se curvara,
Retorciéndose y crispándose
Entre alaridos de dolor desconcertado.
Cuando no existes,
En un perímetro en torno a mí
Inferior a un metro,
Es como si la brisa se abriera en dos,
Partiéndose por la mitad,
Vomitando improperios
Y atenazando la suave piel de las mejillas
De los infantes recién nacidos.
No eres, y no son los versos,
Ni la tibieza ni los dibujos ingenuos
De las niñas en sus cuadernos
(corazones y nombres).
No tocarte y no sentir las venas
Es todo una misma cosa,
Y llorar aludes de dioses borrachos
Y escaparte de mí,
Lo mismo es, se mire por donde se mire.
Si te vas, aunque sólo sea por un momento,
Prometo acostarme sobre un lecho de ruido.
Si huyes de mis dedos como ojos
Y de mis ojos como labios
Has de saber, muchacha azul,
Que me restregaré gimiendo
Contra las paredes del útero universal
Varado a orillas del sol.
Allí dormiré durante el día
Y moriré en las noches,
Perdiendo mientras tanto
La fe en las religiones politeístas
Que albergan dioses a los que les fue delegada
La protección de la sensualidad, la juventud
Y los sueños plagados de vacantes.